domingo, 6 de septiembre de 2009

sábado, 5 de septiembre de 2009

Decepción

Decepción: Ese raro sentimiento que nos ahoga cuando no se cumplen nuestras ilusiones, cuando las expectativas son demasiado elevadas y vemos que no sale tal y como esperamos. Nos deja un sabor amargo en la boca, y un gran pesar en el corazón.

Sin ilusiones no podemos vivir, pero quizá seamos nuestros propios verdugos al imaginar y creer lo que al final podemos tener lo que no podemos. Decepciones en todas las facetas de nuestra vida: con un examen, en el trabajo, especialmente con las amistades, con un familiar, con tu pareja, e incluso clara decepción con la vida misma.


¿Quién no ha sido decepcionado?



jueves, 3 de septiembre de 2009

Busco trabajo. Peón. Tlf 6..........

La rutina de la edad adulta nos sumerge en el correr diario, el ir y venir, las prisas, la falta de tiempo.

Aspiramos a tener, a ser, a poseer algún tesoro, ascender en el trabajo...

Buscamos permanentemente la felicidad, a través de los bienes materiales o de la sabiduría. Queremos tener nuestro propio castillo en el aire.

Pero muchas veces los castillos se derrumban y pasamos de tener un castillo a vivir de forma poco holgada ¿Qué hacer cuando Fortuna gira hacia abajo?

En un mismo día dos casos distintos pero iguales:

1. El primero: Varón de unos cincuenta años, licenciado. Acostumbrado al lujo, a las fiestas de alto standing, que se ve arrojado a trabajar en algo en lo que hasta hace poco otros le hacían, algo que jamás hubiera imaginado.


2. El segundo, varón de unos sesenta años, peón. Colocado en la salida de una autopista con un cartel colgado al cuello que decía: "Busco trabajo. Peón" La necesidad hace que busquemos salidas, cualquier salida.


El mismo día una chica de 22 años enferma terminal de cáncer, una chica embaraza que no sabe si su hijo es síndrome de down, los lloros de una mujer que espera a que la operen porque ya no puede aguantar más el dolor.

...Y todo esto...el mismo día.

Pero hoy es otro día, y Fortuna gira hacia arriba: FELICIDADES.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

La genialidad de la locura




Su obra hace que las cosas que parecen que son no sean, y que al final ni sean ni parezcan.
Dalí nos engaña, hace veamos lo que está o lo que no está, lo imposible, lo más retorcido, cosas que cambian según la distancia, el retrato de un caballero o una mujer.


Amaba a Gala aunque tenía 11 años más que él ¿Qué le importaba la edad? nunca se separó de su musa, y no quería separarse jamás ¿Qué le importaba el sexo de su otro gran amor imposible?

Oda a Salvador Dalí de Federico García Lorca

Una rosa en el alto jardín que tú deseas.
Una rueda en la pura sintaxis del acero.
Desnuda la montaña de niebla impresionista.
Los grises oteando sus balaustradas últimas.

Los pintores modernos en sus blancos estudios,
cortan la flor aséptica de la raíz cuadrada.
En las aguas del Sena un iceberg de mármol
enfría las ventanas y disipa las yedras.

El hombre pisa fuerte las calles enlosadas.
Los cristales esquivan la magia del reflejo.
El Gobierno ha cerrado las tiendas de perfume.
La máquina eterniza sus compases binarios.

Una ausencia de bosques, biombos y entrecejos
yerra por los tejados de las casas antiguas.
El aire pulimenta su prisma sobre el mar
y el horizonte sube como un gran acueducto.

Marineros que ignoran el vino y la penumbra,
decapitan sirenas en los mares de plomo.
La noche, negra estatua de la prudencia, tiene
el espejo redondo de la luna en su mano.

Un deseo de formas y límites nos gana.
Viene el hombre que mira con el metro amarillo.
Venus es una blanca naturaleza muerta
y los coleccionistas de mariposas huyen.

Cadaqués, en el fiel del agua y la colina,
eleva escalinatas y oculta caracolas.
Las flautas de madera pacifican el aire.
Un viejo dios silvestre da frutas a los niños.

Sus pescadores duermen, sin ensueño, en la arena.
En alta mar les sirve de brújula una rosa.
El horizonte virgen de pañuelos heridos,
junta los grandes vidrios del pez y de la luna.

Una dura corona de blancos bergantines
ciñe frentes amargas y cabellos de arena.
Las sirenas convencen, pero no sugestionan,
y salen si mostramos un vaso de agua dulce.

¡Oh, Salvador Dalí, de voz aceitunada!
No elogio tu imperfecto pincel adolescente
ni tu color que ronda la color de tu tiempo,
pero alabo tus ansias de eterno limitado.

Alma higiénica, vives sobre mármoles nuevos.
Huyes la oscura selva de formas increíbles.
Tu fantasía llega donde llegan tus manos,
y gozas el soneto del mar en tu ventana.

El mundo tiene sordas penumbras y desorden,
en los primeros términos que el humano frecuenta.
Pero ya las estrellas ocultando paisajes,
señalan el esquema perfecto de sus órbitas.

La corriente del tiempo se remansa y ordena
en las formas numéricas de un siglo y otro siglo.
Y la Muerte vencida se refugia temblando
en el círculo estrecho del minuto presente.

Al coger tu paleta, con un tiro en un ala,
pides la luz que anima la copa del olivo.
Ancha luz de Minerva, constructora de andamios,
donde no cabe el sueño ni su flora inexacta.

Pides la luz antigua que se queda en la frente,
sin bajar a la boca ni al corazón del bosque.
Luz que temen las vides entrañables de Baco
y la fuerza sin orden que lleva el agua curva.

Haces bien en poner banderines de aviso,
en el límite oscuro que relumbra de noche.
Como pintor no quieres que te ablande la forma
el algodón cambiante de una nube imprevista.

El pez en la pecera y el pájaro en la jaula.
No quieres inventarlos en el mar o en el viento.
Estilizas o copias después de haber mirado,
con honestas pupilas sus cuerpecillos ágiles.

Amas una materia definida y exacta
donde el hongo no pueda poner su campamento.
Amas la arquitectura que construye en lo ausente
y admites la bandera como una simple broma.

Dice el compás de acero su corto verso elástico.
Desconocidas islas desmiente ya la esfera.
Dice la línea recta su vertical esfuerzo
y los sabios cristales cantan sus geometrías.

Pero también la rosa del jardín donde vives.
¡Siempre la rosa, siempre, norte y sur de nosotros!
Tranquila y concentrada como una estatua ciega,
ignorante de esfuerzos soterrados que causa.

Rosa pura que limpia de artificios y croquis
y nos abre las alas tenues de la sonrisa
(Mariposa clavada que medita su vuelo).
Rosa del equilibrio sin dolores buscados.
¡Siempre la rosa!

¡Oh, Salvador Dalí de voz aceitunada!
Digo lo que me dicen tu persona y tus cuadros.
No alabo tu imperfecto pincel adolescente,
pero canto la firme dirección de tus flechas.

Canto tu bello esfuerzo de luces catalanas,
tu amor a lo que tiene explicación posible.
Canto tu corazón astronómico y tierno,
de baraja francesa y sin ninguna herida.

Canto el ansia de estatua que persigues sin tregua,
el miedo a la emoción que te aguarda en la calle.
Canto la sirenita de la mar que te canta
montada en bicicleta de corales y conchas.

Pero ante todo canto un común pensamiento
que nos une en las horas oscuras y doradas.
No es el Arte la luz que nos ciega los ojos.
Es primero el amor, la amistad o la esgrima.

Es primero que el cuadro que paciente dibujas
el seno de Teresa, la de cutis insomne,
el apretado bucle de Matilde la ingrata,
nuestra amistad pintada como un juego de oca.

Huellas dactilográficas de sangre sobre el oro,
rayen el corazón de Cataluña eterna.
Estrellas como puños sin halcón te relumbren,
mientras que tu pintura y tu vida florecen.

No mires la clepsidra con alas membranosas,
ni la dura guadaña de las alegorías.
Viste y desnuda siempre tu pincel en el aire
frente a la mar poblada de barcos y marinos.

domingo, 23 de agosto de 2009

Vincent Malloy

La maravillosa-horripilante historia de Vincent Malloy




Vincent Maloy tiene siete años
es un niño amable pero algo huraño.
Es bueno, obediente y muy educado,
pero él quiere ser como Vincent Price, su ídolo soñado.

No le importa vivir con su perro, su gato y su hermana.
Aunque preferiría compartir casa con murciélagos y arañas.
Allí jugaría con los horrores que habría inventado,
y vagaría por los oscuros pasillos solo y atormentado.

Cuando viene su tía Vincent parece un cielo
pero se imagina sumergiéndola en cera hirviendo para su museo.
Hace experimentos con su perro, Abercrombie,
con el fin de crear un horrible zombie.
Con ese espectro terrorífico para los hombres,
buscaría sus víctimas con la niebla de Londres.

Pero él no solo piensa en crímenes violentos,
Vincent pinta y de vez en cuando lee cuentos.
Mientras otros niños leen tebeos de acción.
A Vincent es Edgar Allan Poe quien llama su atención.

Una noche cuando leía una historia horripilante,
algo le hizo palidecer al instante.
Con tamaño disgusto su vida quedo derrumbada,
pues su bella esposa viva fue enterrada.

Debía cerciorarse de que había muerto,
e intentando desenterrarla destrozó las flores del huerto.
Su madre lo envió a su cuarto como castigo,
desterrado en sus sueños a la torre del olvido.
Sentenciado a pasar el resto de su vida,
con el retrato de su amada que fue enterrada viva.

Y mientras lloraba sumido en la desesperación,
apareció su madre en la habitación.
Le dijo: "si quieres puedes salir a jugar,
hace un día estupendo, lo puedes aprovechar".

Vincent trato de hablar pero no pudo,
los años de aislamiento lo volvieron casi mudo.
Así que cogió su pluma y se puso a escribir:
"Estoy poseído por esta casa, nunca volveré a salir".

Su madre le contesto:"ni estás poseído ni estas medio muerto,
este juego tuyo es solo un invento.
Eres Vincent Maloy, no eres Vincent Price.
Y no estás loco ni atormentado caray.
Tienes siete años y eres mi hijo,
vete a jugar con otros niños, te lo exijo.

Y con este toque de atención, abandono la habitación.
Pero cuando Vincent trato de sobreponerse,
las paredes empezaron a moverse.

Crujían, temblaban y su horrible locura la cima alcazaba.
Vio a Abercrombie, su terrible esclavo,
y su mujer lo llamaba desde el otro lado.
De la tumba nacían sus ecos,
y de las paredes surgían manos de esqueletos.

Todas las desgracias que sus sueños atormentaban,
entraron en su vida mientras él gritaba.
Trato de escapar, de huir del horror,
pero su mustio cuerpo se derrumbó por el dolor.

Y débilmente, casi sin voz, recitó el cuervo de Edgar Allan Poe.
Y mi alma, esa sombra, que allí flota fantasmal, no se alzará...nunca más.

viernes, 21 de agosto de 2009

Distancia



¿Es la distancia el olvido? no, no lo creo. ¿Es la distancia una excusa para escondernos de nuestro propio yo? Esto sí que es muy posible.

La experiencia nos proporciona sabiduría, pero en algunas ocasiones a un precio demasiado elevado. Las fronteras las construyen los hombres, las diferencias radican en el miedo.

¿Qué es la distancia entonces? Nada! os tengo a todos tan lejos y a la vez tan cerca! muchas veces mis letras tienen que cruzar todo un Océano para ser recibidas, otras veces el destino es algún lugar de esta patria, pero SIEMPRE recibo

A todos los que no he tenido la oportunidad de conocer en persona (hasta el momento) pero que espero hacerlo antes de abandonar la Tierra.